Cuantas conversaciones sobre Rocío Carrasco, sobre sus hijos, todas entre lo profesional y lo personal, la parte morbosa de la historia que tantas ríos de tinta , tantos programas y tantos índices de audiencia han dado, y sorprende como se ha polarizado la opinión pública; unos considerando que ha sido una mujer maltratada y otros considerando que la versión dada por Rocio Carrasco es `producto del resentimiento, la frustración y la rabia de una separación mal gestionada.
Dos verdades subjetivas , buscando irrefrenablemente la razón en los juzgados , con múltiples procedimientos, recursos sociales etc.. acompañados de abogados, psicólogos que a la sazón se ha demostrado que no han podido solventar el conflicto creado en esta familia.
No puedo evitar pensar qué hubiera pasado, si alguno de estos profesionales, les hubiera indicado la intervención de un coordinador parental que les hubiera acompañado en la discordia , la rabia, la impotencia, como progenitores, que hubiera sostenido los impulsos de querer vencer al otro, que les hubiera hecho entender que sus hijos se merecen unos padres sensatos, estables, coherentes, razonables, poder llegar ahí desde el reconocimiento de su dolor, de sus pérdidas, sus miedos , sus necesidades. Ojala Roció lo hubiera conocido, Ojala Antonio David que alguien te lo hubiera contado, Ojala Rocío y David que vuestros padres hubieran sido acompañados por alguien asi, cuanto sufrimiento os hubierais ahorrado los cuatro.
No cabe duda que el regimiento de abogados, psicólogos y otros agentes jurídicos que han asistido a Rocio y Antonio David en este periplo judicial no han podido evitar el calvario por el que han tenido que pasar sus hijos y ellos mismos. Desde luego yo estoy convencida que la historia de esta separación se hubiese escrito de otra manera si se les hubiera nombrado un Coordinador parental. Alguien cualificado, especialista en comunicación y gestión de conflictos con conocimientos sobre las necesidades de los menores según la etapa evolutiva que atraviesan, alguien capaz de aconsejar a los padres sobre los problemas que puede originar un divorcio conflictivo y sobretodo alguien capaz de dar una versión al Juez absolutamente imparcial y que en último extremo vela por interés del menor que siempre, es el más meritorio de protección.
Por eso, aprendamos de esta historia que se puede superar una ruptura dejando atrás lo que se fue, y construir un presente y un futuro con otro modelo de familia, donde los progenitores sean los que abanderen unidos la crianza la educación y el sostenimiento de sus hijos hasta que ellos decidan volar.